El sector papero argentino enfrenta una crisis por sobreoferta y falta de exportaciones competitivas; los precios mayoristas caen mientras los minoristas se mantienen altos, dejando a los productores sin rentabilidad.
Argentina: la crisis de precios se agudiza

En lo que va de este 2025, los productores de papa enfrentaron un escenario complejo. Lo que comenzó con expectativas alentadoras, terminó en un escenario de sobreoferta, precios en picada y una rentabilidad que quedó muy por debajo de los costos de producción. La actividad papera está concentrada en provincias como Buenos Aires, Córdoba, Mendoza, Río Negro y Rosario (lo más cercano a Entre Ríos) Jujuy, Salta y Tucumán.
Sergio Costantino, Ingeniero Agrónomo, productor y director de Argenpapa:
"La industria no pudo concretar las exportaciones esperadas. El clima fue favorable y la producción aumentó, pero la falta de un dólar competitivo y la sobreproducción y menores costos de logística en otros países dejaron a la Argentina fuera de los mercados internacionales."
Como consecuencia, una parte importante de la papa que debía destinarse a la industria terminó en el mercado interno fresco, generando una saturación.
Sergio Costantino:
"El consumo creció porque la papa está barata, pero lamentablemente no se puede duplicar y acompañar el crecimiento de la oferta."
Entre Ríos no figura entre las principales provincias productoras de papa en volumen pero su aporte al mercado interno es constante gracias a cultivos de ciclo corto en zonas como Colón, Concordia y Gualeguaychú.
Sergio Costantino:
"Es algo doméstico, no hay producción de papa comercial a nivel nacional. Esta producción de papa familiar tiene un circuito reducido a lo local, también depende del consumo interno, lo que la vuelve vulnerable. Esto se suma a los otros factores que alimentan la crisis nacional, que en muchos casos ha llevado a dejar de producir e inclinarse hacia otros tipos de verduras."
Actualmente, la bolsa de papa negra se paga entre ARS 2,000–4,000 (USD 2.20–4.40), mientras que los costos de producción rondan los USD 12,000 por hectárea, lo cual llevado a rendimientos promedios eleva dicho costo a ARS 6,000–7,000 (USD 6.60–7.70) por bolsa de 20 kg.
Sergio Costantino:
"Hoy la papa se vende a un tercio de lo que cuesta producir."
Nicolás, comerciante local:
"La gente pregunta por qué la papa sigue cara si dicen que está barata en el campo. Nosotros tenemos que cubrir los fletes, que incluyen el combustible que está carísimo, además de los otros costos del traslado. Con estas rutas en mal estado, las camionetas se rompen más seguido. No es tan simple como parece."
Carlos, verdulero de zona sur:
"Nos llega papa que antes iba a la industria. A veces está más húmeda, más blanda, y hay que revisarla bien. Con la papa que viene muy fea, hay descarte, ahí ya estás perdiendo plata, y nosotros tenemos que recuperar esa inversión."
Mónica, verdulera de zona noroeste:
"Antes comprábamos por bolsa, ahora vamos viendo por kilo. Porque si no se vende rápido, se tira. Las clientas revisan mucho la calidad; si ven una papa fea o blanda no te la llevan. Eso no lo ve nadie, nuestras pérdidas son mayores que lo que queda de las ventas."
Sergio Costantino:
"A nivel minorista hay otros componentes que inciden en la venta: los altos costos de servicios, luz, gas, alquiler, empleados, cargas. Además, la intermediación, los fletes y la mano de obra suman costos ajenos al precio de la papa. Por eso, el impacto de la crisis no es tan evidente para el consumidor."
A pesar de los desafíos, la papa sigue siendo uno de los artículos más accesibles en las verdulerías.
Sergio Costantino:
"Es uno de los productos más baratos que se está comercializando. El consumo por persona aumentó entre un 30 y 40 por ciento respecto al promedio histórico de 40 a 50 kilos anuales. Aunque no son datos oficiales, esta tendencia surge de lo que manifiestan los comerciantes minoristas en distintas regiones del país."
La crisis del sector papero expone una paradoja: mientras el precio mayorista cae por la sobreoferta y la falta de exportaciones, el consumidor no percibe esa baja en su bolsillo. Los altos costos que enfrentan los comerciantes minoristas diluyen cualquier beneficio potencial. Así, la papa sigue siendo uno de los alimentos más accesibles, pero también de los más invisibilizados en su recorrido productivo.



